Algo está pasando con estos cosos

Evidentemente algo está pasando en esta atmósfera cosística. No sé muy bien qué, pero está visto que las revoluciones se gestan lentamente y casi sin darnos cuenta, un día estamos mirando plácidamente llover por la ventana y de repente nos encontramos pateando piedritas en medio de una playa desierta (¿no? ¿nunca les pasó? bueh... no importa).
La cosa es que los grandes cambios no se notan hasta que la pared termina por desmoronarse, trabajo de termitas que le dicen.
Y en este mundo virtual también algo está pasando, estos cosos nacieron como el grito individual de unos pocos , pero hoy ya responden a tantos ecos que uno no sabe para dónde mirar cuando suena el río.
Como bien nos muestra Marcelo, en el blog de Scott Adams, el muchacho se fue de viaje con su familia a un crucero por el caribe, y sin mediar ni cuatro días la ventanita habitada por sus lectores se llenó de reclamos implumes.
Si seguimos recorriendo la cosósfera nos encontramos con el sitio de Hernán Casciari, autor argento y fumador, devenido a español y abstemio de tabaco, que un día paró de postear por el mundial y luego sólo volvió con un texto mediocre y abandonó (hasta hoy) su lugar en el mundo. ¿Qué hicieron los muchachos, habituales posteadores? Primero le bancaron la vela, luego empezarona putear bajo, luego se pelearon entre ellos, ahora andan llorando por los rincones (uno llegó a lllamarlo a Casciari a su casa); casi hasta podría hacerse un plan de siete pasos de "Como dejar su adicción al blog".
Y ahora nosotros, con el paulatino abandono del señor Marcelo Lacanna, que nos tiene a síndrome de abstinencia en síndrome de abstinencia, tratando de consolarnos con raciones homeopáticas de su especial humor.
¿Será que efectivamente estamos viviendo un cambio en nuestra virtualidad? ¿Será que nuestro mundo está girando unos cuántos grados y ninguno de nosotros se esté dando cuenta? ¿Será que efectivamente nuestra revolución lúdrica está haciendo rotar los engranajes de una revolución mucho mayor que nos superará en número y años? ¿Será que los cosos desde hoy serán otra cosa, superando ese susurro solitario para transformarse en un coro desafinado pero inmensamente más contundente?
En una de esas somos historia, a veces me doy vértigo a mi mismo.