Ellos también

Noche de sábado, una casa alquilada en el tigre - como no podía ser de otra forma - , un hermoso cielo estrellado reflejado en el rio, un espiral espantando mosquitos porque esta lleno de esos bichos por esa zona y sino te arruinan el ambiente, una suave brisa que regula la temperatura en el punto justo para una noche perfecta, música suave de esa que cantan toda esa gente que no tengo idea de quienes son, bebidas alcohólicas y velas por todos lados son el escenario del encuentro de dos personas, una de ellas hermosa, el otro con un ojo saltón.Ella esta vestida con un elegante vestido amarillo, que pegado a su cuerpo deja ver una figura casi perfecta para los estándares de belleza del mundo, perfecta para los estándares del feehitoo, pero no es el quien la acompaña. Quien la acompaña esta vestido elegantemente, a tono con la situación, aunque se percibe cierta desprolijidad, como si se hubiera vestido rápidamente o desganadamente. El le dice algo suavemente al oído, ella sonríe, iluminando la noche con sus rasgos femeninos. Conversan animadamente, ella le acaricia la mano dulcemente, el le cuenta de sus aventuras con mick jagger.
El estuvo en falta últimamente, y junto con la ayuda del feehitoo (en realidad lo organizo todo el feehitoo), organizo esta cena para reconciliarse, para pedir perdón por sus ausencias injustificadas, para prometer que eso no va a volver a pasar. El cuenta con un as en la manga... a su señal, el feehitoo lanzará tres fuegos artificiales, uno dice su nombre, el otro el de ella y el siguiente formara un brillante corazón rojo alrededor. Ella no espera fuegos artificiales, ella quiere compañía, ella quiere cariño, ella quiere comprensión y quiere un montón de cosas mas que no me acuerdo, y aparentemente él tampoco se acuerda. Llega el momento, él hace la seña y el feehitoo lanza el primer cohete, con el nombre de ella. El improvisa una disculpa, ella lo toma de la mano y mirándole a los ojos le dice que no es necesario, que ella lo perdona, que ella lo quiere. El se siente descolocado y se equivoca al darle la seña al feehitoo, que lanza el cohete con el corazón. El decide dejar a un lado las disculpas y ser sincero. "yo también" le dice en un ataque de soberbia y sinceridad. Ella sonríe ingenuamente y pregunta "¿vos también qué?”. Ella lo intuye, pero necesita saberlo de sus labios.
Minutos después el feehitoo y los demás salieris los separan. El tiene la cara golpeada y las ropas desgarradas, ella solo esta despeinada.
El se va, avergonzado, pensando en que es lo que pudo haber salido mal. “debe ser culpa del feehitoo” piensa. Ella se recompone, es una mujer fuerte, y les dice a los demás que se va a divorciar. Ellos dicen que no hay que desperdiciar el lugar ni el alcohol, dicen que hay que festejar el divorcio y ponen música. El feehitoo aprovecha la situación, la toma de la mano y la lleva a un lugar apartado. “Quiero que sepas que mi respuesta hubiera sido yo también” le dice, porque el había escuchado todo. Ella lo mira con rabia, y conteniendo un golpe le pregunta “¡¿Vos también que?!”.
Minutos después, el esta levemente golpeado y tiene las ropas desgarradas, pero ella también. Y esta vez no es culpa de la violencia, no, esta vez es culpa de la pasión.
Mientras en el cielo se apagan los últimos destellos del corazón que decía “Naty”, ella lo para y le dice “Si me hubieras respondido “yo también me quiero” como el otro papanatas, vos hubieras terminado flotando en el rio”. Probablemente sea verdad.