lunes, abril 28, 2008

Definiciones




Compañeros: (uia, mejor no...sonó cristinesco)


Salieris, es momento de que nuestro tan amado vocablo "salierizar" sea incorporado de una vez por todas al diccionario de la RAE.


Por eso les propongo que pensemos la definición formal del mismo ( para saber de qué estamos hablando, y para que Paco no nos queme la cabeza con sus ideas de cambiar de ídolo)




Yo propongo:


Salierizar: dícese de aquel acto de amor que consiste en emular actos y/o escritos de una persona casi admirable. No importa que acciones sean, siempre y cuando termine en murra ( generalmente, virtual)




Obviaaaamente se les van a ocurrir cosas mejores ( es muy temprano en la mañana y todavía no tomé la leche. Sin desayuno no funciono)




Para terminar ( y salierizar al señor Lacanna), les dejo unas chuchifotos de mis bichos (bah, de los que no hablan)
El de rulos es Darwin, y los hermanitos felinos son Günter Fragher el rubio y Amapola Vanderhoeven morocha. Que les aproveche





sábado, abril 19, 2008

Hay que repuntar esto coso... ¿Como hago?

Y si, señores, me agarró un nosequé y me puse a escribir en mi blog y, por que no, ahora quiero escribir en este. Como digo en el título: ¿Como hago? ¿Mh?

Estaba a punto de comentar y me dije (Porque yo me digo cosas): "¡Un momento, Paco! ¿Por qué comentar cuando puedes publicar?" y, casi al instante me pregunté "¿Pero publicar què?"

Y heme aquí que pensando y pensando recordé cual era el objetivo motor y primordial de este coso: Suplir la ausencia de nuestro Yoda Espititual Master Jedi Padrino y Confesor: Marcelo Hector Lacanna. Y luego seguí pensando. Luego me detuve y jugué al buscaminas, luego creí que este sería un buen momento para escribir un historieta autobiográfica al estilo de "Mi Novia y Yo" de la cuasi-mágica dupla Wood-Vogt, y luego volví a pensar en esto. Ahh... "Los Salieris de Lacanna". Y ahí fue cuando me dije: "¡Claro!" y recordé cierta propaganda de cierta companía celular con un servicio poco amistoso que ahora se rebautiza; y luego me dí cuenta de que lo que nosotros necesitamos es "salierizar", si es que existe dicho término, a otro personaje querible y ausente en el Lugar del "Chelo" Lacanna, que ahora tan asiduamente nos deleita con sus cosas sobre series de televisión que se roba de internet.

Tanto así que horas, días estuve pensando "¿Quien? ¿Quien puede ser el merecedor de semejante honor? ¿Fender? ¿El Bruche? ¿Maria? ¿Fehitoo? ¿Maradona? ¡No! No puede ser ninguno de nosotros, ni Maradona, no, tiene que ser alguien digno de admiración!"
Y así pasé horas, días, meses, sentado frente a mi ordenador. Hasta que un día apareció. ¡Cómo no se me ocurrió antes! ¡Es perfecto! ¡PERFECTO!

Es bueno, simpático, trabaja en la tele pero hace mucho que no se lo vé "¿Dónde está, dónde está?" Dice la gente ¡Le gustan Los Beatles, en vez de Bon jovi!

¡Si señores!

¡Brindemos mirando la foto del nuevo ídolo al que adorar!


¡Te glorificamos! ¡Oh, amo incuestionable, tus fieles subditos te damos la bienvenida! ¡Haz de nosotros lo que apetescas, pues te saludames con devoción incondicional! Nosotros...

¡Los Salieris de Badía!




¿O no? ¿No les cabe? No, está bien, si quieren me vuelvo a la oscuridad. No, todo bien, en serio, no escribo más. Si no dá, no dá. Todo bien, re bien. Bueno, como quieran. No, en serio lo digo. Bueno, está bien, me quedo. Ah, ¿No? Bueno, andá a lereputa que te parió, andá. No, pará, en serio, ¿Me quedo? Bueno, bueno, ya entendí, perdón, perdón. No, no me enojo, chau, chau. Forro. ¿Eh? no, nada, no dije nada. Chau, chau.

lunes, abril 14, 2008

El BAFICI te canta las cuarenta



El deseo natural del hombre de festejar con los suyos es una necesidad tan atávica como vital. Es así que cada año celebramos nuestro natalicio, buscando rodearnos de aquellos que sabemos nos quieren bien. Fue así que en este onomástico, que da la casualidad, cierra un número tan redondo como omnioso, no resistí la tentación de dejar estas tierras patagónicas y encarar un camino de regreso eventual al seno mismo del primer hogar, en busca del calor entrañable de esos seres que hacen que todo cobre nuevamente sentido.
Así que mis cuarenta, por apenas tres días, me encontraron brindando en la ciudad luz junto a esas copas que rebozaban burbujas, sonrisas y amor. Nada mejor para ahuyentar los fantasmas de una edad media que comienza, peligrosamente, a derrapar hacia una edad madura.
Pero este viaje, si se quiere, casi iniciatico, también tuvo la bondad de coincidir con mi viejo querido, y por estos días vapuleado, Bafici. Ya pasó una decada de aquella primera vez y él también comienza a andar un sendero de madurez.
Y fue así que compartiendo cartel con los festejos y las celebraciones, pude hacer algunos huecos para poder escaparme y disfrutar de ese goce solitario en la oscuridad de los cines del Abasto.
Cuatro huecos...
Up the Jangtze, una de las dos orientales que me permití este año, me contó la tragedia de còmo el progreso se come a los descastados y marginados. Aún cuando corran tratando de seguir el ritmo de los tiempos, el agua inexorable terminará, literalmente, inundando sus vidas. O, en palabras sencillas, cómo el crecimiento de unos significa la derrota final de otros. En China construirán la mayor represa del mundo, pero no todos podrán disfrutar de su esplendor. Terrible final para las miradas sensibles.
Joya, me resulta muy dificil ser objetivo al hablar del primer protagónico de Jenny Goldstein. Jenny es uno de aquellos mojones que abandoné en Buenos Aires y que me gusta recuperar, al menos por unos minutos, cuando visito el puerto del Plata. Película uruguaya, que no podría ser de otro lado. Algunos de los mejores diálogos que he escuchado, algunos borrones fotográficos en algunos pasajes, dos actuaciones que llegan profundo y un guión que se pierde detràs de las palabras y las imágenes. Si pueden, no se la pierdan, mucho menos a Jenny.
Shadow of sand, la otra oriental, el primer e individual gran bodoque, el infantable clavo que me como en cada festival. Eso pasa por creerle a los que escriben los catálogos y la falta de tiempo para investigar. Leí: "sin artilugios artificiales, una excelente historia de fantasmas japonesa..." Y, bueno, no fui el único. No habría que dejar que los muchachos orientales tengan acceso al material fílmico vencido, por un lado porque las emanasiones les hacen muy mal a sus aspiraciones artisticas y por otro porque las películas con tanto grano, subidas de 8 mm a 35 mm me rompe, entre otras cosas, las retinas.
Y por último, y a modo de resarcimiento definitivo con el cine independiente y la confirmación definitiva que voy a seguir bregando por estar en cada nueva edición, The man of London de Bela Tarr. Este húngaro logró con esta película en blanco y negro, que cuenta una noche y un día en un puerto de Francia, poder unificar a Eisenstein y a Hitchcock en un abrazo de claros oscuros, planos secuencia, trenes y asesinatos. Dos horas veinte que habían amenazado con sellar inexorablemente mi siesta en las butacas del Hoyts 12 del Abasto, pero que, todo lo contrario, lograron que pueda decir que me encanta el cine de Europa, que me encanta el cine de Hungría, que me encanta el cine de Bela Tarr. Y pensar que aùn existen los que afirman que las tomas largas distraen la atención...
Y así pasó el fin de semana, apenas tres días que se transformaron en elásticos minutos de regocijo. ¿Qué más se puede pedir para festejar los cuarenta? Amigos, buen cine, champagne y trasnoche.
O como Chelo, Vero, Chris, Ana, Sabri, Andy y, por supuesto, vos, que me regalaron el más maravilloso de los regalos.

Etiquetas: